Eduque con afecto
Dar afecto es el acto educativo más profundo de todos. En general, los niños son más sensibles al afecto. El trato frío y mecánico sólo ocasiona un desarrollo educativo lento y poco sólido.
¿Qué hacer?
-Exprese su afecto de manera clara
Si en alguna ocasión es necesario llamarle la atención, esto no significa que después de haberlo hecho, no le hagamos una caricia o alguna broma acerca de la situación. Es importante reconocer que la convivencia que mantenemos con él a lo largo del día está llena de múltiples satisfacciones.
-Reconozca logros y corrija errores de manera constructiva
Exprese su emoción y su gusto al verlo que avanza en su desarrollo personal, si percibe errores hágale sugerencias para mejorar. De esta manera estará usted estimulando su autoestima. Le enseñará que nadie es perfecto, pero que todo logro, así sea pequeño, será valioso.
Exprese su emoción y su gusto al verlo que avanza en su desarrollo personal, si percibe errores hágale sugerencias para mejorar. De esta manera estará usted estimulando su autoestima. Le enseñará que nadie es perfecto, pero que todo logro, así sea pequeño, será valioso.
-Escuche y sepa hacerse entender
Los malos entendidos son un fenómeno frecuente entre los seres humanos. Por lo general queremos escuchar aquello que nos conviene entender. En medio de un sin fin de palabras, nos ganan las emociones y las discusiones se vuelven absurdas. Por ello es recomendable no discutir con los niños, cuando quieran algo que no sea razonable para tal o cual momento.
Dé al niño las indicaciones estrictamente necesarias. No le diga todo lo que tiene que hacer o dejar de hacer.-Sea perseverante y tenga mucha paciencia
Cuando se educa a un niño con mucho afecto y cariño, es sencillo ser perseverante y paciente. No es conveniente desesperarse y gritarle o reprimirle físicamente, lo mejor es hablarle con tranquilidad y explicarle que se puede aprender de los errores y los fracasos.
-Eduque con sencillez
Llegar a hacer cosas valiosas con sencillez es una gran virtud. A veces pensamos que educar es una tarea complicada; sin embargo, si actuamos con sencillez y claridad puede no serlo tanto.
Pida al niño que haga cosas justas. Sería injusto pedirle que recoja juguetes que él no tiro y que vea al responsable que no hace nada. Sería injusto que sólo él le ayude a lavar los platos y los demás jamás ayuden.
-Eduque con el ejemplo
Lo menos que se puede hacer cuando se educa a un niño es formarlo con el ejemplo. Los niños aprenden mucho de las personas que son importantes y significativas para él, en este sentido los adultos son una importante fuente de imitación para los niños. Si percibe que tales personas dicen algo pero hacen una cosa muy distinta, tenderá a tener principios no muy firmes. Una educación profunda comienza con el ejemplo.
¿Qué hacer?
Cumpla lo que promete. Regularmente prometemos a los niños regalos, juguetes o dulces cuando queremos que accedan o modifiquen su comportamiento; más aún cuando están de “berrinchudos” o en una franca necedad. Las situaciones más comunes en las que canjeamos su comportamiento son la comida, al dormir, al dejar una mercancía en el mercado, o al hacer las tareas de casa.
Haga las cosas con ellos, evite únicamente dar órdenes. Nunca intente sólo mandar y hacer que los demás le obedezcan; al contrario, no hay mejor ejemplo de los padres que colaborar o hacer juntos una tarea en el hogar. Recuerde que las acciones realizadas conjunta y cotidianamente tienen un alto valor formativo para los niños.
Lo que no hay que hacer
En la educación del pequeño deben evitarse a toda costa:
1. El castigo físico
2. Los premios y los contratos
3. El retiro de privilegios
4. Las discusiones absurdas
5. Los chantajes
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